sábado, 19 de abril de 2008

Una cabeza humeante en un tiempo diferencial.

El tiempo es la sustancia de que estoy hecho.
El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;
es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;
es un fuego que me consume,
pero yo soy el fuego.
El 'mundo, desgraciadamente, es real;
yo, desgraciada­mente, soy Borges.
JLB



¿Qué me llevo a retomar las teclas? Permítame lector olvidado unos segundos en mi cabeza de reflexión.(Ta ra ra ra ra ra HEY, tara rara rara) Debo confesarle que el silencio que me invadió fue estrictamente un destello de mi gran capacidad hacia la vagancia, es verdad que algunos ocupaciones llenan mis horas pero realmente no escribía porque no tenía muchas ganas de pensar algo ingenioso, no quiere decir que logre escribir algo ingenioso solo digo que siempre tengo esa intención aunque nunca lo consiga. De alguna manera se puede pensar esto como una de las más poco dañinas vagancias, pero no es así, es quizá la peor y por suerte he podido salir cuasi completamente de esta posición. ¿A qué me refiero con esta grandísima introducción? A que deseo contraponerme, una vez más, a la ignorancia y a la inacción. Si usted me lo permite lector piadoso, quiero una vez más desenmarañar mi cabeza contra sus ojos y gritar mi verdad con este silencio de teclas y lectura silenciosa.
Quiero rescatar una molestia más. La molestia es acerca del humo, no se que tan fácil es encontrar la solución a este tema pero me gustaría jugar un tanto y quejarme otro tanto más. Estos días realmente sufrí la humareda, como muchos otros más y, si bien mi actitud osciló entre bromas y quejas, todavía no me pude poner a pensar bien en la gravedad del caso. No tuve tiempo (introduzca aquí su puteada preferida......................), de averiguar bien que es lo que realmente pasaba, de investigar o leer un poco sobre el tema. De consultarle a un especialista qué es lo mejor que se puede hacer, de preguntarme a mi mismo si debería iniciar algún tipo de protesta o de exigir a alguien algo sobre el tema, tal vez una explicación bastaría.... Pero releyendo lo que puse: ¿Cómo puede ser que no tuve tiempo? ¿Acaso no tengo 21 años y juventud acorde? Parece que no, parece que se había hecho más fácil aceptar la situación, maldecir en voz alta y toser en voz baja. De a poco me empiezo a dar cuenta de que realmente estoy usando una gran cantidad de mis horas en responsabilidades laborales o académicas, en sustentar la rutina y cosas de estructuras. Mi libro de Cortazar espera melancólico en la cama, casi castigado por tener mas de siete centenas en páginas. De a poco quiero concluir algo que todos ustedes ya sabían, disculpen por el atraso, a mucha gente le conviene que no tengamos tiempo para pensar. A muchos les viene bien que nuestras quejas mueran en un malestar, una queja y cuatro insultos. A muchos les fascina que empecemos a tener una actitud diaria algorítmica. Levantarse, quejarse por los precios, ir a trabajar, llenarse de humo los pulmones, putear por el humo, conseguir monedas, putear por las monedas, subirse al medio de transporte, putear por el día, llegar a casa, putear por la comida, prender la tele, poner a Tinelli y desconectar el cerebro, aunque si antes estaba conectado fue totalmente en vano. Notará, lector ágil, que no tuve tiempo para introducir en esa rutina ficticia temas tan secundarios como “sentarse a pensar” o “pasar tiempo con un ser querido”. Y así me imagino que es como pasan los días, un día uno tiene edad para ver BackYardigans, después tiene edad para ver “El muro infernal” y más tarde para ver “Showmatch”. Me imagino que la idea de aquellos que se regocijan de nuestra falta de tiempo, anhelan excitados que sumemos horas, días y años de nuestras vidas con esas cosas: con lo superfluo, con la escasez de tiempo, con las quejas tibias. Yo mismo me estoy preguntando cuanto tiempo por día le dedico simplemente a pensar, pero a pensar en un sentido profundo y exento de obligaciones. ¿Cuántas soluciones geniales se me han presentado en mi vida? ¿Cuántas veces tuve una buena idea para cambiar al mundo? ¿Qué tan parecido es este posteo al anterior? ¿ Qué tantas cosas distintas dije en toda mi vida? ¿Cuántas veces esgrimí como bandera la exaltación al trabajo? A veces esto último puede ser peligroso. Realmente y afortunadamente yo no tengo que trabajar para subsistir, de manera que prácticamente no lo hago. Y muchas veces me siento en falta por eso, o tantas otras idealizo el título universitario como un simple seguro de trabajo. Momento, es mucho más que eso. ¿Por qué será que la cultura occidental alienta al trabajo desmedido? Nunca pensaron que tal vez sea esta una manera de mantenernos en este estado de escaso pensamiento y mucha actividad. Me imagino que si lo habrán pensado, en algún momento excepcional, y si no es así recomiendo la lectura de “La metamorfosis” de Kafka, que puede incitar a ese pensamiento y al pensamiento en general.
Voy a intentar finalizar este texto, aunque por dentro se que nunca lo terminaré de escribir, porque lamentablemente no tengo mucho más tiempo para estar frente a la PC. Solamente me queda disculparme hacia aquellos pocos que leen mis desahogos, y pensar que tal vez este texto que empecé una tarde con humo en la cabeza y poco tiempo en mi humanidad haya servido para que, aunque sea por un espacio de tiempo pequeño, puedan hacerse tiempo para pensar. Pensar con seriedad, tal vez sea bueno que el humo no salga porque si.