jueves, 31 de enero de 2008

¿Quién va a hacer los asados en 2028?


Amo al matón, mataría al maricon...
Molotov







Luego de unas prolongadas vacaciones volvemos al ruedo. Y nunca fue más acertada esta frase porque hablaremos de pantalones. Si, de pantalones. Podría también hablar de mis vacaciones, y de que tanta mayonesa le puse al choclo en la playa, pero encontré un tema más estúpido y preocupante.
Ayer, por esas casualidades de la vida y la esclavitud de mercados mi presencia física se topó con uno de esos conocidísimos Shopping céntricos. Ahí donde antes los guapos reinaban tras las verduras y frutas, ahora algo muy inverosímil ocurre. Tal vez sea mi culpa, que cada vez que voy al Abasto me obligo a pensar que el alma de los guapos sigue viva. El problema a tratar es que lejos de encontrar guapos me encontré con guachos. Cientos de pre adolescentes congregándose en grupos hacia negocios de ropa. Así como la deje la oración no debería ser nada preocupante; sin embargo, y a propósito, deje pasar un dato: la mayoría eran hombres, bah, eran nenes. Aún así, el genero masculino lo mantenían muy difícilmente. Me encontré con un pelirrojo de menos de 15 años, con un pantalón CHUPÍN (que palabra pelotuda) rojo- combinando con el acné juvenil-, unas zapatillas blancas y una remera escote en “v”. Y me olvidaba de la bincha. En primer lugar, las remeras escote en v son para las mujeres por razones obvias que el nombre indica. Después, los pantalones chupines también son para las mujeres, no me vengan con que Mick Jagger. No. Las pelotas. Jagger siempre quería corromper y no ser una estela triste de lo que hace la mayoría. Algo que se llama chupín no puede ser usado por nenes. Lo peor de todo es que pude divisar un extremo interés por la ropa, tal vez más aun que el que tenían las chicas acompañantes. A esas edad tienen que estar, en primer lugar, masacrándose unos a otro en potreros peligrosos llenos de convictos y drogadictos. Con joggings con parches manchados de sangre y tierra. Deben usar casacas de fulbo truchas. Deben querer imitar a Messi, Agüero o a panchito Maciel, y no a Mariana Nannis y a... Y me detuve ahí porque creo que todo esto es culpa de dos tipos: Gago y el delicado protagonista de High School (tal vez Beckham tenga algo de culpa también). Gago instauró una delicadeza extrema a un deporte de hombres (recuerden que lo solían apodar “Pintita”) y el flaquito ese de High School les inculcó a los pibes de ahora que es mejor bailar y cantar que hacer deportes. Cada vez hay más cremas que usan flacos, cada vez existen más nenes que prefieren Mc Donalds a un buen asado, o peor aún, una ensalada HiperChotaDiet a un bifardo jugoso.
Seguramente del otro lado del monitor debe existir una mujer indignada y apunto de realizar un comentario rabioso que proclame el machismo troglodita de este posteo. Pero antes de hacerlo, piensa un segundo amiga ¿ Acaso esa empobrecida imagen metrosexual es lo que vos buscas en un chico? Acaso no disfrutas el hecho de pensar tener un novio que no entienda nada de moda, que se vista como el reverendo orto para que vos tengas que obligarlo a ir a comprar ropa y decidir todo vos. Vamos ese el pasaje casi edipista, antes la madre le compraba esa ropa de mierda infantil, ahora es tu turno. Y así debe ser, mierda, nunca debe ser él, quien sepa más de los colores de la colección primavera-verano. Tal vez me excedí con la cita de Molotov. No tengo nada en contra de los homosexuales, de hecho con su elección de vida se quitan del mercado y lejos de fastidiar ayudan, pero si contra esta nueva ola, que muy en el fondo les gustan las mujeres (es este caso, las nenas) pero que no supieron resistir a la posmodernidad.
Voy a terminar este texto antes de que sea demasiado tarde, y mute trágicamente en el Coco Silly. Y me retiro con la duda inicial, si esta tendencia Ivandepinedista continúa; si las prendas masculinas (una manera de decir) continúan su glamour de colores blancos, si los argentinos vendidos al Real Madrid siguen llevando largas cabelleras, si todo esto sigue así:

¿Quién hará los asados en veinte años?